La agencia Moody's rebajó este viernes la calificación crediticia de Estados Unidos, degradándola del nivel máximo Aaa a Aa1, debido al creciente endeudamiento del gobierno federal. La decisión representa un golpe directo a la narrativa de fortaleza y prosperidad económica defendida por el presidente Donald Trump.

La medida se anunció el mismo día en que fracasó en el Congreso un proyecto clave de gasto impulsado por la Casa Blanca, bloqueado por la oposición de varios republicanos conocidos por su postura fiscal conservadora.

En un comunicado explicando su decisión, Moody's señaló “el aumento durante más de una década en la deuda del gobierno y en los pagos de intereses, hasta alcanzar niveles significativamente superiores a los de otros emisores soberanos con calificación similar”.

La rebaja refleja también el aumento reciente en los costos de endeudamiento de Estados Unidos, exacerbado por la pandemia del Covid-19. Con esta decisión, Moody's se suma a otras dos grandes agencias calificadoras, S&P y Fitch, que también han degradado la nota de EE. UU. en años recientes.

“Administraciones y Congresos sucesivos no han logrado acordar medidas para revertir la tendencia de déficits fiscales anuales elevados y el aumento de los costos de intereses”, advirtió Moody’s, al considerar poco probables las reducciones sostenidas en el gasto obligatorio y los déficits fiscales bajo las propuestas actuales.

La agencia también alertó que espera déficits más grandes durante la próxima década: “El desempeño fiscal de Estados Unidos probablemente se deteriorará en comparación con su propia historia y frente a otros emisores soberanos altamente calificados”.

Pese a la rebaja, Moody’s cambió la perspectiva de la calificación de negativa a estable, y destacó que Estados Unidos “mantiene fortalezas crediticias excepcionales, como el tamaño, la resiliencia y el dinamismo de su economía, así como el papel del dólar como moneda de reserva global”.

La medida podría hacer más costoso el endeudamiento para el gobierno estadounidense, agravando así el impacto en las finazas públicas. La calificación sigue siendo grado de inversión y aún muy lejos del nivel especulativo, así que no es una noticia tan mala. No obstante, es un llamado de atención a la tendencia creciente de déficit fiscal.

Con información de AFP