
¿Qué puede enseñarle Colombia a España en materia de energía?
Mientras España y Portugal se enfrentan a uno de los apagones más graves de su historia, Colombia lleva casi cuatro décadas sin racionamientos. ¿Por qué?
El lunes 28 de abril, la península ibérica se paralizó. Una falla súbita en la red eléctrica dejó sin luz a millones de hogares y negocios en España y Portugal, interrumpió las comunicaciones, colapsó el transporte y terminó, trágicamente, con la vida de tres personas. Aunque aún no se conocen las causas precisas, el gobierno español y la justicia investigan desde un posible fallo técnico hasta un sabotaje informático, algo que incluso podría constituir un delito de terrorismo.
En medio del caos y la incertidumbre, una pregunta queda flotando: ¿cómo un país industrializado como España puede quedar completamente a oscuras en cuestión de segundos? Y más aún, ¿qué modelos pueden ofrecer lecciones sobre estabilidad energética?
Colombia: un modelo imperfecto, pero resistente
A más de 8.000 kilómetros de distancia, Colombia, un país con retos enormes en infraestructura, cobertura y seguridad energética, ha logrado algo que España no pudo esta semana: evitar apagones masivos. Desde el racionamiento de 1992, provocado por una sequía prolongada y una infraestructura insuficiente, Colombia ha diseñado un modelo híbrido —con fuerte presencia privada, reglas claras y un marco regulatorio sólido— que ha permitido mantener el suministro de energía de manera continua, incluso en momentos de estrés como la crisis de El Niño o el atentado contra infraestructura clave.
El país ha apostado por una matriz energética diversificada, donde la generación hidroeléctrica sigue siendo dominante (alrededor del 65% de la capacidad instalada), pero con un crecimiento sostenido en fuentes no convencionales como la solar y la eólica. Además, cuenta con un sistema de reparto de riesgos entre generadores, comercializadores y consumidores, y un operador independiente de la red (XM) que asegura la coordinación técnica en tiempo real.
Uno de los pilares clave del sistema colombiano ha sido el esquema de “cargo por confiabilidad”, un mecanismo que asegura inversiones en capacidad firme para momentos de crisis. En otras palabras: se remunera a quienes puedan generar energía cuando más se necesita. Esa lógica de incentivos ha sido fundamental para evitar colapsos.
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España: entre la integración europea y la fragilidad interna
España, por su parte, está integrada al sistema eléctrico europeo, lo que en teoría debería ofrecerle una mayor robustez. Sin embargo, el apagón de esta semana evidenció una vulnerabilidad crítica: según informó Red Eléctrica Española, una fuerte oscilación de los flujos de potencia, seguida por una pérdida súbita del 60% de generación en apenas cinco segundos, llevó a que la península ibérica se desconectara del sistema europeo y colapsara.
Aunque el país ha avanzado en renovables —solar y eólica representan ya cerca del 40% de su matriz—, los expertos señalan que la falta de almacenamiento, la intermitencia de estas fuentes y la ausencia de mecanismos sólidos de respaldo, pueden aumentar la fragilidad del sistema si no se acompaña de una gobernanza técnica y política más robusta.
El debate sobre la energía nuclear también está sobre la mesa. Mientras el gobierno de Pedro Sánchez planea cerrar dos de los siete reactores activos, la oposición de ultraderecha ha aprovechado el apagón para culpar la falta de nucleares, algo que el presidente calificó de "ignorancia".
Lecciones cruzadas
Colombia puede aprender de España en términos de integración regional, infraestructura de transmisión y participación en mercados de carbono. Pero lo cierto es que España también tiene lecciones que extraer de Colombia: un modelo que, con todas sus imperfecciones, ha logrado estabilidad, resiliencia y capacidad de respuesta en un entorno marcado por la incertidumbre climática, política y económica.
En un mundo donde los sistemas eléctricos son cada vez más complejos e interdependientes, el desafío no es solo generar energía limpia. También es garantizar que esté disponible siempre, incluso en medio de la tormenta. Y ahí, Colombia —sí, Colombia— tiene algo que enseñar.
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